Recuerdo las ganas que sentía al llegar las vacaciones.
Mi padre llenando el coche de maletas , mientras mi madre nos arreglabas, para irnos a Cortes, me gustaba estar allí, entre pinos y montañas, y ese cielo estrellado incapaz de poder admirarlo desde la ciudad.
Fue allí, en ese grupito de amigas tan leales donde te conocí,donde cada verano nos sentábamos en el escalón de la puerta, bajo ese manto de estrellas.
Nos contábamos nuestras ilusiones, hablábamos de la vida, de lo que seriamos de mayores...siempre decías que te gustaba la enseñanza, que serias maestra, y lo fuiste...una gran maestra, cada año, nos veíamos todas, en feria, o Semana Santa, todas juntas y nos seguíamos contando nuestras cosas, hasta que partieron mis padres, y deje de ir tan asiduamente.
Conchi, se me enmudeció la voz este mes de abril, donde la primavera realza la belleza cubriendo los campos de flores, que tanto te gustaban, te fuiste, sin mediar palabra, en esa carretera que nunca te dejo llegar a tu destino.
No podemos predecir el futuro, no sabemos cuando partimos, pero si sabemos dejar aquí, nuestro amor, nuestra humildad, nuestra generosidad, todo eso le has dejado a cada una de tus amigos, de tu familia, un tesoro que aunque pasen los años, cada día te recordaran.
"La muerte no existe, hija. La gente solo se muere cuando la olvidan, Si puedes recordarme siempre estaré contigo.
Isabel Allende.
Conchi, tu estarás en cada uno de los corazones que te conocimos y te quisimos. Hasta hoy no he podido despedirme de ti....no encontraba palabras para poder decir... adiós.
Un beso desde la tierra.
