martes, 26 de mayo de 2009

EL PODER DE ELEGIR


El, era el tipo de persona que te encantaría conocer. Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir.

Cuando alguien le preguntaba como se encontraba siempre respondía: Genial, mejorando día tras día.
Cuando lo conocí estaba trabajando de directivo en una empresa de telecomunicaciones. Su equipo de ventas estaba feliz con él.

La razón era su actitud.
Era un motivador nato, si alguien tenía un mal día o las cosas no salían según las previsiones, estaba allí para decirle como ver el lado positivo de la situación, de hecho siempre encontraba la forma de crear nuevas estrategias que impulsaban a sus empleados a ir más allá de las dificultades.
Observar su estilo, su forma de hacer las cosas, era realmente impresionante.
Un día le pregunte:

- No sé como puedes hacerlo, ¿Cómo puedes ser una persona positiva todo el tiempo? ¿Cómo lo haces?.
El me respondió: Cada mañana cuando me despierto, me digo a mí mismo:
"hoy tienes dos opciones, puedes escoger entre estar de buen humor o de mal humor, y siempre elijo estar de buen humor"

Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello, escojo aprender de ello, cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la situación. Yo siempre escojo el lado positivo de la vida.
En la elección reside el poder.
Ciertamente tenía razón, vivir implica necesariamente...escoger.

No tenemos control sobre lo que puede suceder en nuestra vida, pero sí podemos elegir cómo reaccionar ante cada situación. Optamos por ser dueños de nuestros estados de ánimo o ser víctima de ellos.
Elegimos estar de buen humor o de mal humor.

Las personas tenemos el poder de elegir como vivir nuestra vida.
Con los años perdí el contacto con el, pero siempre recordaba sus palabras:
"En la elección está el poder".

Hace unos meses supe que había tenido un accidente, un conductor, más entretenido en su teléfono móvil que en conducir, lo atropelló. Y aunque afortunadamente la ambulancia llegó rápidamente, su situación era muy grave.
En cuanto supe que había salido del hospital lo visité en su casa. Su aspecto no era muy bueno, andaba con dificultad y necesitaba un poco de ayuda para moverse. Me senté a su lado y le pregunté como se encontraba:

- Genial, mejorando día tras día.

- Bueno, me alegro de verte tan optimista, como siempre –respondí- Pero no siempre debe haber sido así, durante todo este tiempo –añadí-

- Ciertamente, cuando me atropellaron lo primero que pasó por mi mente fue que tenía que haber mirado antes de cruzar. Luego recordé que tenía dos opciones: podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir. - concluyó Juan.

-¿Pero no sentiste dolor? –le pregunté:

- Sólo un poco al principio, pero luego las medicinas hicieron su efecto. Los médicos se portaron estupendamente conmigo, sólo decían que me pondría bien, que estar en la ambulancia era como ya estar en el hospital, pero al entrar en el quirófano, al ver las expresiones de sus caras, realmente me asusté. En sus ojos se leía: Este hombre está muy mal. Entonces supe que debía actuar.
-¿Y que hiciste?, - le pregunté-

- Bueno... uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundamente contesté:
A los accidentes de tráficos¡¡¡¡
Mientras reían les dije: Estoy escogiendo curarme. Opérenme como si fuera a curarme totalmente, no a quedarme imposibilitado.

Con el paso del tiempo se recuperó totalmente gracias a la habilidad de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud. De él aprendí que cada día tenemos la elección de vivir plenamente. Recuerda siempre que, al final, la actitud lo es todo.

Donde el corazon te lleve

"Vas a salir de esta y de cualquier otra, porque la gente como tu, brilla hasta con el alma rota" Es en la adolescencia...