Una tarde de invierno al regresar de dar un paseo junto al mar, me encontre todas las ventanas abiertas de par en par.
Antes de marcharme las habia cerrado, pero un viento helado habia entrado en casa abriendolas y esparciendo los papeles que habia sobre mi mesa por toda la habitacion.
Lo cerre todo y encendi una tenue luz, recogi los papeles y me puse a ordenarlos.
Seguidamente, encendi la chimenea y los leños chisporroteantes caldearon rapidamente mi habitacion.
Entonces pense que en ocasiones, nos sentimos cansados, y debemos hacer un esfuerzo para poder concentrarnos en nosotros mismos y volver a ser calidos, como cuando cierras la ventana y te sientas junto al fuego, al abrigo de ese viento frio y humedo.
Tus sentidos son las ventanas abierta al mundo y a veces el viento sopla a traves de ellas y trastorna nuestro interior.
No debes permitir que las miradas y los sonidos del mundo invadan y penetren en ti exponiendo así tu tristeza y tus preocupaciones, aunque te sientas solo y asustado,.
No abras la ventana al viento.
Cuida de ti, elige con cuidado las personas y tu entorno y vive el momento en cada aliento.
Sentir la vida, es todo un privilegio, no la dejes escapar.
domingo, 4 de diciembre de 2011
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