
En varias ocasiones pienso, que nacemos con un destino marcado, que solo algunos pueden cambiar.
El libre albedrio y el determinismo.
Venimos con un determinado cuerpo, un físico , rubio, o moreno, alto o bajo y en compañia del libre albedrio, en cada momento tienes el derecho de que hacer con tu vida, pero….no todo el mundo, puede elegir.
Te amaron en el mismo instante que llegaste a la vida, tu código genético venia alterado sin tener una respuesta para ello, el Síndrome de down fue compañero tuyo en este caminar.
Mari, un angel como siempre te decía, esa sonrisa y la capacidad de amar y ayudar a todos los que te hemos conocido.
Cortes de la Frontera, ese pueblo que tanto amabas, te vio nacer, crecer, y que con tanto amor te despidió para que emprendieras ese viaje al infinito, donde el dolor y las diferencias no existen.
Todos iban acompañándote, por esas calles de blanco encalado y belleza, que guarda tantas historias y leyendas, donde calle arriba y calle abajo has recorrido siempre con tanta ilusión.
Te echare de menos, cuando en el verano me siente en el umbral del escalón y no te vea pasar, cuando suenen las campanas de la iglesia, y al dar el ultimo toque, cerrare los ojos y te sentiré como subes apresurada para llegar pronto a misa, oliendo a jazmin y rosas para acudir a tu cita la tarde del sabado acompañada de esa fe, al encuentro con tu Señor...
- Mari, que guapa vas.- siempre te decía
- A misa, Isabelita, a si me llamas tu.
- Adios guapa.
Te veia marchar sonriendo y siempre contenta. Me quedare para siempre con esa imagen tuya.
Hoy te abras reunido ya con El, el dolor físico no estará a tu lado, solo me queda decirte un “hasta siempre Mari” porque si de algo estoy segura es de que nos volveremos a encontrar.
Te abrazo el alma.
Isa
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