Con ocho años me encantaba ver jugar a mis amigas al elástico en el patio del colegio, casi nunca contaban conmigo para jugar, (muy normal en esas circunstancias) le pedí a mi madre que me comprara un elástico y en casa con dos sillas intentaba perfeccionar con mis brazos los saltos.
Mi madre me decía cariño, no puedes saltar como las demás, me habían operado varias veces de poliomielitis.
- Cuando practique, lo haré también como ellas, y entonces lo único que me faltara sera poder caminar.-
Hoy hace treinta y seis año, la ilusión y la magia acarician mi vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario